Un reciente estudio de intención de voto a nivel nacional ofrece una primera radiografía del panorama electoral, revelando un escenario que, según observadores, podría marcar el fin de una etapa de hegemonía política que caracterizó los resultados de comicios anteriores.

Los resultados sitúan a Samuel Doria Medina a la cabeza con un 24% de respaldo, seguido de cerca por Tuto Quiroga, quien alcanza el 22%. En tercer lugar se ubica Andrónico Rodríguez, con el 14,7%, quien consolidó su liderazgo en un ala del Movimiento Al Socialismo (MAS) antes de distanciarse de ella. Más abajo, aparecen Manfred Reyes Villa, con el 9,4%, y Rodrigo Paz, con el 5,6%. Otros aspirantes, incluyendo a Jhonny Fernández, Eduardo Del Castillo, Eva Copa y Fidel Tapia, registran porcentajes inferiores al 3%.

Expertos consultados interpretan estos datos como una señal clara de que, por primera vez en dos décadas, una opción política distinta al MAS tiene posibilidades reales de imponerse en los comicios. Se subraya la competitividad en la disputa por el primer lugar y se observa que las fuerzas de izquierda atraviesan su momento más desafiante en el mismo período. El estrecho margen entre los punteros sugiere que un escenario de segunda vuelta electoral es altamente probable. Este periodo se describe como una fase de transición política, caracterizada por un realineamiento gradual del electorado.

Se identifica una mayor volatilidad en la intención de voto y una debilidad estructural en los partidos políticos, lo que dificulta que capitalicen plenamente el desgaste del MAS. La votación parece estar segmentada, con cada fuerza manteniendo un núcleo duro de apoyo, lo que limita su capacidad para atraer votantes de otros sectores. El contexto en el que se realizó el estudio, posterior a ciertos eventos recientes, parece haber influido negativamente en la percepción del MAS, penalizándolo ante la ciudadanía. Algunos análisis sugieren que la propia gestión del MAS ha contribuido a su actual situación, haciendo que ningún candidato individual logre proyectar una hegemonía similar a la del pasado. Ante este panorama, se plantea que los principales contendientes de la oposición deberán adoptar estrategias prudentes y enfocadas en propuestas de país para consolidar su posición.

La figura de Andrónico Rodríguez, ubicado en tercer lugar, genera particular interés y se anticipa que será objeto de escrutinio desde diversas facciones políticas. Pese a obtener un porcentaje significativo sin una campaña activa, se señala que enfrenta el desafío de consolidar el voto tradicionalmente asociado al liderazgo anterior del MAS, abarcando tanto el electorado urbano como el rural. La ciudadanía, según algunas interpretaciones, esperaría una postura más definida de su parte. Existe la percepción de que, aunque asociado al liderazgo previo, aún le falta proyectar una identidad propia y contundente. Se considera que debe lograr captar una porción considerable del caudal histórico de votos del MAS para ser un contendiente serio.

Respecto a la candidatura de Manfred Reyes Villa, los análisis apuntan a que su desempeño en la gestión local ha tenido un impacto negativo en su proyección nacional. Problemas asociados a su administración, como la gestión de servicios básicos y señalamientos de corrupción, habrían mermado su respaldo. Su estrategia de campaña, centrada en replicar logros locales a nivel nacional, parece no haber resonado eficazmente, e incluso se observa una dificultad para retener su apoyo en su bastión tradicional, limitando su potencial a una fuerza nacional. Se le describe como un candidato con un alcance confinado y en declive.

Este estudio de intención de voto se sustenta en una ficha técnica rigurosa, diseñada para asegurar la validez estadística y la representatividad de los resultados. Se realizaron 2.500 entrevistas presenciales, cara a cara, en hogares de áreas urbanas y rurales de los nueve departamentos del país, utilizando un sistema de captura asistida por dispositivo móvil. La muestra es de tipo probabilística y estratificada, con un diseño polietápico proporcional al tamaño de la población, lo que garantiza la representatividad a escala nacional, abarcando el universo de ciudadanos habilitados en el padrón electoral oficial vigente. El diseño estadístico asegura un nivel de confianza del 95%, con un margen de error nacional inferior al 2,16%. A escala departamental, los márgenes de error oscilan entre el 4,9% y el 6,9%, distribuidos de la siguiente manera: Chuquisaca 6,4%, La Paz 4,9%, Cochabamba 5,3%, Oruro 6,5%, Potosí 6,3%, Tarija 6,4%, Santa Cruz 4,9%, Beni 6,5%, y Pando 6,9%. El trabajo de campo se desarrolló entre el 7 y el 14 de junio. Este tipo de estudios busca ofrecer una radiografía confiable del panorama electoral, contribuyendo a que la ciudadanía cuente con información verificada de cara a los próximos comicios generales

administrator

Related Articles

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Recibe noticias en WhatsApp